Resultaría dificil comentar este libro sin tener en cuenta a su antecesor, La sombra del viento. Las historias son similares, y giran en torno a un argumento parecido. Un chico amante de los libros que encuentra el Cementerio de los libros olvidados; y en él, una historia a través de la que se desarrolla el libro.
En El juego del ángel, el autor encandila con su buena prosa y sus buenas descripciones, para mi gusto excesivas en algunas ocasiones; como las descripciones de los amaneceres, o de los encuentros con el inspector Grandes. Todo esto aderezado con un toque de humor que hace que las conversaciones sean más entretenidas y más vivas.
El libro consta de tres partes, de las cuales me quedaría con la tercera; las otras dos me resultan demasiado alargadas, y realmente fue en la última en la que el libro me empezó a enganchar. Si tuviese que destacar algo, a nivel global, serían la historia de amor entre David y Cristina; y los dialogos y la maravillosa relación de amistad entre él y su ayudante, Isabella, el personaje más cautivador e interesante de la novela (para mi gusto). Magnífica.
En algunos tramos el libro me pareció digno de película de cine negro, como por ejemplo la secuencia de Cristina en el hielo, o la lucha entre David (el protagonista) y el inspector, en el teleférico. Además, subrayaría la descripción que hace el protagonista de la libreria de la familia Sempere, sobre la que se cimenta la trama; llena de buenas palabras y cariño.
En conclusión, si la comparas con su anterior novela, saldrán muchas cosas parecidas, pero a nivel global es diferente. Esta historia me parece más intensa, aunque también es cierto que me enganchó algo menos, y más tarde. Los personajes son bastante similares a los anteriores, pese a que sólo repiten aparición el librero Sempere, aunque unos años más joven, Isabella (aunque nos enteraremos de forma inesperada), e Isaac, el guardián del cementerio de libros. Una novela que me hizo pasar más de un rato entretenido, sin llegar a incluirse en mi lista de predilectas.
El libro consta de tres partes, de las cuales me quedaría con la tercera; las otras dos me resultan demasiado alargadas, y realmente fue en la última en la que el libro me empezó a enganchar. Si tuviese que destacar algo, a nivel global, serían la historia de amor entre David y Cristina; y los dialogos y la maravillosa relación de amistad entre él y su ayudante, Isabella, el personaje más cautivador e interesante de la novela (para mi gusto). Magnífica.
En algunos tramos el libro me pareció digno de película de cine negro, como por ejemplo la secuencia de Cristina en el hielo, o la lucha entre David (el protagonista) y el inspector, en el teleférico. Además, subrayaría la descripción que hace el protagonista de la libreria de la familia Sempere, sobre la que se cimenta la trama; llena de buenas palabras y cariño.
En conclusión, si la comparas con su anterior novela, saldrán muchas cosas parecidas, pero a nivel global es diferente. Esta historia me parece más intensa, aunque también es cierto que me enganchó algo menos, y más tarde. Los personajes son bastante similares a los anteriores, pese a que sólo repiten aparición el librero Sempere, aunque unos años más joven, Isabella (aunque nos enteraremos de forma inesperada), e Isaac, el guardián del cementerio de libros. Una novela que me hizo pasar más de un rato entretenido, sin llegar a incluirse en mi lista de predilectas.
2 comentarios:
a veces la fama no acompaña al gusto... y sinceramente, en ocasiones lo prefiero. una descripción fantástica. el primero mejor indudablemente. quiza recalcara ese final, con un toque de fantasía...
un besito
Yo también lo prefiero. La fama no es buena señal, o no suele serlo. Steinbeck dijo un día una frase que lo ilustra a la prefección: Por el grosor del polvo en los libros de una biblioteca, puede medirse la cultura de un pueblo. Suele ser así, los libros que menos se leen son los mejores. O suelen serlo. :)
Un beso. Gracias por pasar.
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