jueves, 29 de enero de 2009

Papel mojado

El papel flota en el agua unos segundos, para después hundirse en la opaca transparencia de ésta. Es como si quisiese dejar un último testimonio de lo que portaba en sus delimitaciones. Al sumergirse -sin oxígeno que valga- las palabras se desvanecen en cuestión de centésimas de segundo, y su tinta pasa a formar parte de la composición del agua de la que estamos hablando. Como si realmente se tratase de un aditivo natural de la misma.
Yo, que estoy petrificado frente a la barandilla que me separa del lago, lo miro. No le quito ojo y me fascina como van desapareciendo las palabras que anteriormente lo arropaban. Un folio en blanco es como una vestimenta nueva, a estrenar. Primero lo muestras con orgullo, después, según avanza el tiempo -y ya lo has exhibido- pierde su interés inicial, y pasa a engrosar la lista de textos del pasado. No vale decir eso de: "No soy vanidoso". Todo escritor lo es de alguna manera.
El papel se ha hundido ya. Todavía flota alguna palabra que no ha llegado a descomponerse, e intenta aferrarse a un trozo de quilla sobre la transparencia del agua. Aún puedo leerlas en la superficie. Pero ya no merece la pena seguir ensimismado en ellas. Me marcho.
Enfilo la primera calle que me lleva hacia casa. Silbo. La música del viento. Podría ser Tchaikovski, con el final de su Obertura 1812 -también utilizada en V de Vendetta. Podría significar destrucción como en ese caso: la destrucción del papel, de las ideas. La destrucción de este mundo podrido en el que vivimos.
Mejor tararearé, es menos destructivo. En este caso es Queen. The show must go on. Viene como anillo al dedo después de que se ha deshecho mi papel, en el que alguna vez albergué ciertas esperanzas. No sé de qué, la verdad. Ciertamente, el show ha continuado, sí. Igual que continuó tras la marcha de Mercury. El mundo no para, ni para respetar un minuto a los muertos. ¡Qué vergüenza!
¿Se habrá difuminado ya la última palabra en el lago? Seguramente. Yo ya he llegado al portal y justo cuando iba a meter la llave, me ha caído en la cara la primera gota de la tormenta. Se avecina larga.

4 comentarios:

S. Vigara dijo...

Sé que suena ya repetitivo pero...me gusta que hagas de algo cotidiano un instante mágico.

=)

Pasará lo mismo si se quema el papel? Aunque donde esté el agua...que se quiten todos los demás elementos :-D

Pablo Álvarez dijo...

Cuando esta tarde me contaste que un papel plastificado y una fuente te habian dado una idea para escribir no supuse que fuera esto. Poetizas lo banal. Y esa manera de mezclar la música con los hechos que bonito.
Me encanto.

Un abrazaco

Ari Schreiber dijo...

Una vez tiré unas hojas escritas al agua...no fué a una fuente..fué a un rio. Poco a poco el papel se fué destiñendo, como si el tiempo le pasara a mil por segundo, mis palabras eran tristes...y creo que con la visón de aquella perdida se me esfumó un poquito aquel duelo que llevaba por aquel entonces.
Ahora, cuando leo lo que escribiste,me acuerdo de aquel momento...por un segundo me embargó la melancolía...pero leyendo bien tus palabras me vuelve el bien estar.
Bonita situación, bonito momento. Me sugiere tranquilidad... besotes!

Jesús V.S. dijo...

Serly: Sé que sonará repetitivo, pero gracias. ;)

Pablo: Gracias, de verdad, amigo. Cuando te lo conté tenía ya, más o menos, las ideas centrales. :D Un abrazo fuerte.

Uxia: Me alegro de que lo que escribo pueda llegar a transmitirte, lo que sea. Es realmente alentador. Un besazo enorme.