domingo, 18 de enero de 2009

El viaje del elefante, de José Saramago

La nueva obra del Nobel portugués narra el viaje de un elefante indio, Salomón, en el siglo XVI, desde Lisboa hasta Viena, con motivo de un regalo del rey de Portugal al archiduque de Austria. Saramago despliega en sus páginas un buen número de recursos narrativos, fiel a su estilo peculiar de relatar -sobre todo en los diálogos. Este libro constituye una visión profunda sobre la vida, tras la duradera enfermedad que atravesó el autor, meses antes de su publicación, y por la cual llegó incluso a pensar -según sus palabras- que tal vez no viese fin.
El escritor, que siempre aseguró que su carrera literaria empezó tarde -con 60 años sólo había publicado Tierra de pecado-, da muestra de su enorme capacidad para relatar y describir. Con mucho juego en el ritmo narrativo, alterna la visión del propio elefante y su cornaca -cuidador- Subhro, mucho más pausada; con la visión de los mandatarios europeos que acompañan a la comitiva, siempre pendientes de llegar a tiempo, acelerados, y con poco sentido del humor.
El autor de Ensayo sobre la ceguera dota, por momentos, a su obra de un carácter épico, desde mi punto de vista, bastante logrado, que recuerda vagamente a los viajes de El señor de los anillos -con todos los elementos indispensables: nieve, lluvia, montaña, frío, etc. En cambio, en otras ocasiones José Saramago escribe de una forma mucho más espiritual, más mística, resultando similar el estilo al del autor brasileño Paulo Coelho y su Alquimista; llegando a ofrecer, en determinados pasajes, reflexiones, a cargo tanto del propio escritor, como de los personajes -en especial el elefante y Subhro.
El viaje del elefante no es una novela, es un cuento largo; según comentaba en su presentación el autor de la obra, con el que no discrepo en absoluto. Un relato cargado de ironía -agudizada al final del mismo- y crítica a las instituciones más importantes de la época: la nobleza, los militares y la Iglesia, que salen malparados, con la intención de desmitificar su necesidad de existencia. Merece la pena.

3 comentarios:

S. Vigara dijo...

No sabía que lso elefante sfueran de aquí para allá con soltura. Habrá que leerselo para saber si llega o no a su destino. =)

Un besito.

Raul dijo...

Qué pasa Txetxu! Encantao de conocer tu blog, cuidate!

Jesús V.S. dijo...

Serly: Pues ya sabes. :) Es todo un desafio el viaje.

Raul: Espero verte más por aquí, amigo. Cuidate tú también.