El otoño... qué extrañeza me causa esta estación, sobre todo en los años que llega pronto, como antes de tiempo, como si tuviera alguna prisa por pasar rápido. Pese a ello, no me parece feo, ni mucho menos. Todo lo contrario, el otoño es bonito; llueve y el tiempo no es estrictamente el frío invernal de la navidad. Aún se ve gente por la calle, apurando los últimos momentos de sol caliente de la temporada.
Incluso el cielo parece triste en este periodo, como grisáceo y pesaroso, alicaído... a veces pienso que el también sufre al ver escapar el verano, y con ello sus vacaciones (en invierno tiene que trabajar con la llegada de la lluvia y las tormentas). Llegan los lunes de octubre, esas mañanas en las que levantar parezca una tarea imposible; y esas tardes-noches en las que la vuelta a casa en un tren; mirando por la ventana como la noche se recuesta sobre nuestro horizonte, saben a melancolía.
Me gusta el otoño, pisar las hojas amarillas que deciden que no más, que hasta ese momento quieren seguir colgadas de aquel árbol que lo único que les da es una especie de amor imposible. Y hablando de amores; me gusta el otoño, además, porque es esa época en la que si te fijas encuentras al amor tirado en cualquier acera, pero no importa, no contamina: el amor es biodegradable.
Nunca avisa de cuando llega, y su duración es inestimable ("el otoño duró lo que tarda en llegar el invierno"); aunque su llegada avisa del invierno; y cuando aparece, cuelgan de su mano la melancolía y la belleza. Un otoño más, que se asentará pronto en la ciudad.
Incluso el cielo parece triste en este periodo, como grisáceo y pesaroso, alicaído... a veces pienso que el también sufre al ver escapar el verano, y con ello sus vacaciones (en invierno tiene que trabajar con la llegada de la lluvia y las tormentas). Llegan los lunes de octubre, esas mañanas en las que levantar parezca una tarea imposible; y esas tardes-noches en las que la vuelta a casa en un tren; mirando por la ventana como la noche se recuesta sobre nuestro horizonte, saben a melancolía.
Me gusta el otoño, pisar las hojas amarillas que deciden que no más, que hasta ese momento quieren seguir colgadas de aquel árbol que lo único que les da es una especie de amor imposible. Y hablando de amores; me gusta el otoño, además, porque es esa época en la que si te fijas encuentras al amor tirado en cualquier acera, pero no importa, no contamina: el amor es biodegradable.
Nunca avisa de cuando llega, y su duración es inestimable ("el otoño duró lo que tarda en llegar el invierno"); aunque su llegada avisa del invierno; y cuando aparece, cuelgan de su mano la melancolía y la belleza. Un otoño más, que se asentará pronto en la ciudad.
8 comentarios:
A mi me gusta mucho el otoño. Me encanta volver dormir escondida bajo un enorme edredón, caminar por la calle cuando las hojas me acompañan y mirar ensimismada como las nubes lloran sobre las ventanas.
Es, sin duda alguna, el mejor momento para escribir. El otoño tiene esa alegre tristeza. Una contrariedad que nos devuelve lo mejor de los amores imposibles.
Un beso muy grande!
Tanto se habla del otoño últimamente... el otoño tiene los pros y los contras de los finales de etapa. Por una parte, duele dejar atrás todo lo bueno vivido durante el verano; pero por otra, es un tiempo de renovación, de poner en práctica nuevos proyectos y tratar de cambiar lo que no nos gustó el año anterior.
Yo antes odiaba el otoño con todas mis fuerzas porque me entristecía muchísimo, ahora he aprendido a amarlo con sus especiales encantos y como no, también con sus defectos.
(Eso sí, has visto el diluvio que nos ha caído esta noche a los sanfernandinos-cosladeños? este tiempo esta loco!)
Un beso
Sentarse en el tren, regresando de cualquier lugar, y ver el cielo gris, tal vez lloviendo. Ver tu reflejo en el cristal y cómo esa gota que cae justo en el que sería tu ojo resbala lentamente como si de una lágrima se tratase. El efecto es increíble...
O ver cómo asoman tímidos rayos de sol entre un cielo encapotado, y saber que el verano sigue ahí, a punto de marchar, pero sin querer terminar de irse.
O caminar sobre el suelo mojado recibiendo goterones en la cabeza de las hojas de los árboles que empiezan a tornarse de color ocre.
O soñar despierta... Imaginar que un día en el tren (o en cualquier otro lugar), en el momento más inesperado, un chico se acerque tímidamente a preguntar: "¿Ana?"
-Ssssí...
-Soy Txetxu.
O... ¿Quién sabe? Tal vez escribir pequeños relatos que jamás ocurrirán. O que ocurrirán en el momento más inesperado. O que ya han ocurrido.
Y entre tanto, esperar con impaciencia en el andén, mientras los gorriones se bañan en el charco que los guijarros de las vías han formado frente a ti.
A mí el otoño me encanta. Su melancolía y sus atardecielos van mucho con mi carácter. Aunque reconozco que es triste, casi tanto como el final del libro que ahora estás leyendo ;.-)
Un fuerte abrazo.
y si... los Policias de Coslada tambien saben de climas y como cambian....
Anita: Es una buena época para inspirarse, si. A mi me gusta mucho el otoño, pese a lo que todo el mundo dice: ofrece unos colores que no los da ninguna otra estación. Un beso.
Sunshine: Estoy de acuerdo con todo lo que dices, yo adoro el otoño, sobre todo en los últimos tiempo. Y claro que lo vi, y lo sentí, como no. Fue brutal. Un beso.
Ana: Algún día cuando te encuentre en el tren, te recordaré ese episodio. En otoño. Un beso.
Loren: El libro es genial, ya me queda poquísimo, ya te contaré. Y aunque sea triste, deja buenos momentos, muy bellos. Un abrazo enorme.
Anonimo: Si que lo saben, si.
otoño y primavera... pero otoño... nuevas ilusiones, para mi el año siempre empezó y siempre empezará en otoño...
me encantó como lo percibes, como tranmitiste eso que te hace sentir... pero y que clase sde aores ves tu? lo que florecen, o los que como las hojas secas, se caen?
un besito desde huelva
Gracias por reivindicar la estación más odiada.
=)
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