Leela, que te va a gustar. Resuena en mi cabeza cuando lo cojo en mis manos -esta vez tras haberlo leído-, igual que resonó tantas veces antes de hacerlo. Es mi hermano el que lo decía, y fue ese dato el que me hizo leerlo. Tenía razón, mucha razón. En su contraportada, la novela dice que no se parece a ninguna otra, y es cierto. Al menos eso me pareció a mi, si me equivoco que alguien me corrija, por favor.
Quizás sea por su originalidad, por su frescura, o vayan a saber por qué; pero creo que esta novela debería ser lectura obligada en institutos (mi hermano la leyó gracias a ello) y centros de enseñanza. No por su calidad literaria, que no sorprende especialmente, sino por la virtud de esta de generar emociones tan diversas en el lector.
En El curioso incidente del perro a medianoche, nos encontramos con Christopher, un niño de 15 años que desborda por su inteligencia (sabe los números primos hasta una infinita cifra, controla con maestría las matématicas y se divierte resolviendo ecuaciones y problemas de lógica); pero que, sin embargo, tiene una gran dificultad a la hora de entablar relaciones personales, como si padeciese algún tipo de autismo. Una noche encuentra al perro de su vecina, la señora Shears, muerto en el vestíbulo; por lo que empieza una investigación personal, la cual le reportará grandes descubrimientos sobre su vida, que harán tambalearse el orden tan preciso que de esta tenía; y de la cual además surge esta novela, escrita en primera persona (por él).
Muy tierna y emotiva, de principio a fin; aunque también ofrece grandes momentos de tensión -incluso de tristeza y desolación- y grandes pinceladas en tono de humor. A eso me refería al hablar de la capacidad del autor de ocasionar distintos sentimientos al lector. Si tenéis recelo de empezarla, yo os animo a que lo hagáis, seguro que os deja un buen sabor de boca.
En El curioso incidente del perro a medianoche, nos encontramos con Christopher, un niño de 15 años que desborda por su inteligencia (sabe los números primos hasta una infinita cifra, controla con maestría las matématicas y se divierte resolviendo ecuaciones y problemas de lógica); pero que, sin embargo, tiene una gran dificultad a la hora de entablar relaciones personales, como si padeciese algún tipo de autismo. Una noche encuentra al perro de su vecina, la señora Shears, muerto en el vestíbulo; por lo que empieza una investigación personal, la cual le reportará grandes descubrimientos sobre su vida, que harán tambalearse el orden tan preciso que de esta tenía; y de la cual además surge esta novela, escrita en primera persona (por él).
Muy tierna y emotiva, de principio a fin; aunque también ofrece grandes momentos de tensión -incluso de tristeza y desolación- y grandes pinceladas en tono de humor. A eso me refería al hablar de la capacidad del autor de ocasionar distintos sentimientos al lector. Si tenéis recelo de empezarla, yo os animo a que lo hagáis, seguro que os deja un buen sabor de boca.
2 comentarios:
Qué suerte que tu hermano te recomiende libros. Yo no he conseguido contagiarle a mi hermana el gusto por la lectura, por más que lo he intentado.
Un placer además que nos deleites con una reseña de todos los libros que lees y las películas que ves. Es una manera muy bonita de compartir aquello que te ha gustado =)
Mmmmm. Leí ese libro también por recomendación, pero difiero: no me gustó, pero porque me parece tramposo y efectista (ya hablaré largo y tendido en alguna de mis próximas entradas, muahahaha). Es uno de esos libros, al menos para mí, que lees de un tirón. Pero que no dejan huella. No empaticé con el protagonista, que padece un trastorno (parecido al autismo) que creo recordar ni siquiera se dice con rigor cuál es. Pero bueno, supongo que para pasar el rato, no está mal. Me haré vieja :D, tampoco me gustó el niño con el pijama de rayas (próximamente la reseña).
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