Dicen que cuando te llega el momento, lo sabes al instante. Como tantísimas otras cosas de las que escribo, sólo son suposiciones: nadie volvió para confirmar si así es. Por otra parte, existen numerosas gentes que aseguran que a cada uno le corresponde una asignación, un momento fatídico -o no-, en el que es preciso que abandone la carrera en la que se empeña, que acabe en un fundido a negro.
Existe una manera de que el final no nos sorprenda, o mejor dicho, no nos llegue antes de tiempo y nos queden cosas sin tachar en la lista. Al leer esto, es posible que penséis que voy a hablar del tópico famoso del Carpe Diem, algo que por mi parte constituiría una tarea demasiado fácil; incluso cobarde, si apurase.
Cuando uno recibe una segunda oportunidad -a la que se puede llamar milagro, destino, azar-, debe tomarla como un simple aviso: algo debe cambiar, no marcha. Se podría intentar ejemplificar como una especie de piloto rojo que denota un fallo de motor en un coche, falta de fuerza -en su caso combustible-, o algún tipo de avería. Las segundas oportunidades son escasas, nadie da avisos. En algún libro leí que las segundas oportunidades son sólo para los que no tuvieron primeras. Es una manera más de percibirlo.
Al hilo de lo que contaba en el primer parrafo, también se dice que si tu momento no ha llegado, sabes que pase lo que pase saldrás adelante, no tiemblas y no tienes miedo, al menos de momento. Hasta que llegue la hora de la verdad, el miedo se mantiene en la mente de los de alrededor, sin prisa. Alguien escribirá alguna vez por aquellos que tienen el lujo de nacer una segunda vez; porque unas manos de pianista son más que necesarias: hoy más que ayer...
Existe una manera de que el final no nos sorprenda, o mejor dicho, no nos llegue antes de tiempo y nos queden cosas sin tachar en la lista. Al leer esto, es posible que penséis que voy a hablar del tópico famoso del Carpe Diem, algo que por mi parte constituiría una tarea demasiado fácil; incluso cobarde, si apurase.
Cuando uno recibe una segunda oportunidad -a la que se puede llamar milagro, destino, azar-, debe tomarla como un simple aviso: algo debe cambiar, no marcha. Se podría intentar ejemplificar como una especie de piloto rojo que denota un fallo de motor en un coche, falta de fuerza -en su caso combustible-, o algún tipo de avería. Las segundas oportunidades son escasas, nadie da avisos. En algún libro leí que las segundas oportunidades son sólo para los que no tuvieron primeras. Es una manera más de percibirlo.
Al hilo de lo que contaba en el primer parrafo, también se dice que si tu momento no ha llegado, sabes que pase lo que pase saldrás adelante, no tiemblas y no tienes miedo, al menos de momento. Hasta que llegue la hora de la verdad, el miedo se mantiene en la mente de los de alrededor, sin prisa. Alguien escribirá alguna vez por aquellos que tienen el lujo de nacer una segunda vez; porque unas manos de pianista son más que necesarias: hoy más que ayer...
6 comentarios:
En realidad no existen las primeras oportunidades, o al menos no somos conscientes de ellas, siempre que hablamos de oportunidad es cuando somos tan afortunados de poder repetir lo que ya se extinguió una vez.
Por ello, cuando la palabra "oportunidad" surja en nuestra vida, hay que aferrarse a ella, no soltarla para que no vuelva a pasar de largo jamás, o al menos no lo haga demasiado pronto.
Por lo demás, ya sabes, agobiarse con los "casis" no sirve de nada. Un beso muy fuerte
Tal y como está la sociedad acualmente, apenas merecemos la primera oportunidad.
Deberíamos intentar vivir tratando de agradecer a la vida esta primera apuesta por nosotros, en vez de estar pensando que "a mi, por supuesto, me dará una segunda".
Un beso!
PD. yo se de que libro! ;P
Qué te voy a decir que no sepas.
Coincido con absolutamente todo lo que has escrito en esta entrada.
Me encantó lo de "la luz roja" y también el enfoque que le has dado, con respecto a que sabes cuando te toca y cuando no te toca la macabra lotería de la vida.
Si de Oportunidades hablamos se requiere de algo impresindible a la hora de pedir una oportunidad, de amor..de trabajo..de un simple casting con la vida hay algo qie merecida o no va acompanada de una simple oportunidad que es la SUERTE que muchos la pillan y otros quedan en el intento...realmente nadie da una primera o segunda oportunidad es solo ser uno mismo en la hora y el tiempo correcto...
Diría que esa luz nunca llego a ser roja, gracias a lo que le quieras tu dar las gracias... Un ambar que ahora por fin verde, hace que respires tranquilamente, y escribas una reflexión como esta.
El cierre, precioso. Mañana sus notas serán aún mmás importantes que hoy.
Un besito
Sunshine: Es una reflexión interesantísima la que haces. Estoy completamente de acuerdo, siempre hablamos de oportunidades cuando ya vamos por la segunda. Otro beso muy muy fuerte, y gracias por todo.
Anita: Ya sé que sabes el libro. Yo creo que, por lo menos, merecemos la primera, ¿no? :) Un beso.
Serly: Gracias por lo que dices. No sé como será eso, sólo sé que el enfoque no lo di gracias únicamente a mis ideas. No merezco todo el mérito.
Anónimo: Es cierto que la suerte influye, pero... ¿qué son las oportunidades si no pequeños golpes de suerte?
Mot: Y cada día más, por lo menos en mi cabeza. Gracias por tus palabras. Un beso.
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