Existen pocas cosas peores que la séptima vida de los gatos. Ésta, por el miedo a morir del animal, pasa a transformarse en un sinvivir. La amenaza de la eterna tiniebla luce con claridad en su cabeza salvaje, ya pueda llegar en forma de atropello o en cualquier otra apariencia.
Tras seis vidas, el gato ahora ya no corre como antes, no salta entre tejados desde según que altura (ya no cae siempre de pie, y no puede permitirse el lujo de vencerse desde tan arriba) Es decir, el animal limita sus posibilidades drásticamente, cual viejo que siente cerca el final, en cualquier mal movimiento o caída.
Algunos gatos, sin embargo, hacen todo lo contrario: corren, brincan, saltan entre edificios, maullan como al principio; se juegan la vida a cada instante, para recordar las otras seis de las que han gozado con anterioridad. Pero, éstos, sólo constituyen una insignificante minoría.
Así, se podría llegar a argumentar que los gatos, en realidad, gozan de seis vidas; y malviven una séptima, sabiendo que ya no habrá octava. Pero, como dije antes, sólo se trata de suposiciones, sin fundamento, y mucho menos con sentido.
Tras seis vidas, el gato ahora ya no corre como antes, no salta entre tejados desde según que altura (ya no cae siempre de pie, y no puede permitirse el lujo de vencerse desde tan arriba) Es decir, el animal limita sus posibilidades drásticamente, cual viejo que siente cerca el final, en cualquier mal movimiento o caída.
Algunos gatos, sin embargo, hacen todo lo contrario: corren, brincan, saltan entre edificios, maullan como al principio; se juegan la vida a cada instante, para recordar las otras seis de las que han gozado con anterioridad. Pero, éstos, sólo constituyen una insignificante minoría.
Así, se podría llegar a argumentar que los gatos, en realidad, gozan de seis vidas; y malviven una séptima, sabiendo que ya no habrá octava. Pero, como dije antes, sólo se trata de suposiciones, sin fundamento, y mucho menos con sentido.
5 comentarios:
Me ha gustado mucho. Corto pero con mucha "fuerza". De algo tan nimió (por lo menos para mí) como lo es el gato has construido una alegoria de la misma vida.
Enhorabuena, sigue contandonoscuentos de lo que ves.
Un abrazo
Asi que asi es... pues fijate que no la conpadezco sino que la envidio... es más, deberia haber sido un gato quien hubiera hecho una reflexión acerca de lo triste de nuestra unica vida.nuestra vida, la septima de los gatos.
me encanto! pero..¿que te inspiro? me sorprendio el tema de tu cuento, escritor.
un besoo
Envidio la suerte que tienen los gatos, el poder aprender de sus errores, para que su última vida pueda ser perfecta, pero por otra parte me da pena, porque de lo que has ido aprendiendo en vidas anteriores, quizás no se ponga en práctica por el miedo a que el su ultima vida y en cualquier momento llega lo que nunca queremos que llegue, la muerte, y viven con angustia sin apreciar lo que es realmente importante, la vida.
Sin embargo los seres humanos hacemos todo lo contrario, intentamos aprovechar cada minuto, cada segundo, para que la última y la única vida que tenemos sea la mejor posible.
Un beso
Muy buena manera de verlo...Me ha encantado. Al final sí, se quedan con seis...Y pensar que nuestra única vida es como la séptima de los gatos...
Ya he visto que has leído Farenheit 451. A mí me gustó bastante, es muy buena...Aunque algo pesimista, como muchas de esas utopías negativas.
Un saludo.
Vivamos nuestras vidas como si aún nos quedasen otras seis. Quizá si conseguimos acumular un número determinado de vivencias y recuerdos, podamos canjearlos por una nueva vida que vivir...
Coincido con los demás: este es uno de tus textos que más me ha gustado =) Un buen recibimiento para mi regreso de las vacaciones.
Nos vemos ;)
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