domingo, 19 de octubre de 2008

La naranja mecánica, de Anthony Burgess

Para empezar, responderé a la pregunta que conlleva leer este tipo de libros (los que han inspirado alguna película). La respuesta es: me ha gustado mucho más el libro que la película, aunque me ha costado bastante más entenderlo, que lo que me costó el film de Kubrick.
La trama seguramente ya la sepáis, es conocidísima por todos. Alex y sus drugos -amigos- salen en la noche a hacer "trastadas" de adolescentes, en una sociedad que se ha convertido en un nido de corrupción y ultraviolencia, sobre todo cuando el sol cae y la oscuridad se manifiesta. A partir de entonces, una serie de sucesos darán la vuelta a la vida de este nadsat -adolescente-, que verá como su vida da un giro inesperado en poco tiempo.
El libro de Burgess está dividido en tres partes, a su vez subdividas en siete capítulos cada una; excepto algunas ediciones norteamericanas, que eliminan el último capítulo del libro, al igual que en la película de Stanley Kubrick. La temática de cada división está perfectamente delimitada por éstas, por lo que resultaría fácil resumir en una frase el contenido bruto de cada una.
Lo extraño y atípico de esta novela radica en el lenguaje utilizado por Alex y sus drugos: el lenguaje nadsat o jerga de la chiquillería. Pese a que la novela incluye un glosario de terminos, una especie de diccionario conversor nadsat-español; la lectura del libro acaba convirtiendo, además de en eso; en un curso intensivo de nadsat, que por cierto es un idioma rarísimo, que mezcla términos de orígen gitano, rusos, etcétera.
En definitiva, aunque al principio resulte una lectura extraña -sobre todo si has visto la película antes-, al final merece la pena leerla, sobre todo por el final, enormemente distinto al de la película, y personalmente, pienso que mucho mejor. Si tenéis oportunidad, y ganas, leedla y me contáis.

6 comentarios:

S. Vigara dijo...

De drugos va la historia.
Estoy deseando conocer cual es el verdadero final!

Leteo dijo...

Este el libro es un monumento, o no?

Por lo visto, el autor pretendió precisamente que el libro supusiera un curso práctico de ruso. Yo, ruso no sé, pero durante y tras la lectura, pensaba en nadsat.

Doxa Grey dijo...

Todos los que lo hemos leído (o casi todos) hemos acabado pensando en nadsat :D. Y sí: es una maravilla.
A mí lo que me ocurre es que no soy capaz de decir cuál de los dos, libro o película, es mejor, porque Kubrick consiguió dotarla de entidad propia (vestuario, música -¡qué música!- planos...), aun sin acabarla como acaba la novela (debido, como bien dices, a que a América el libro llegó sin un capítulo).
Los términos empleados, la brutalidad, la sociedad... es glorioso, y ni que decir tiene que uno de mis libros preferidos.

Buena elección :D.

Jesús V.S. dijo...

Serly: Un final genial. Me gustó mucho.

Leteo: Lo es, ciertamente, lo es. No lo sabía eso, pero ahora lo entiendo. XD Piensa en nadsat, drugo. :)

Rosalie: Si que es una lectura increíble. Me encantó. Y yo me quedaría con el libro. La imaginación que entra en juego con un libro no tiene nada que ver con la película; aunque también sea genial. Un beso.

Matt dijo...

Me encanta la película, pero no se me había ocurrido leerme el libro. A ver si me lo pillo un día de éstos.

Jesús V.S. dijo...

Matt: Merece la pena el libro, aunque sólo sea para ver contrastes. A mi me gustó la diferencia entre una y otro. Un saludo. Gracias por pasarte.