Allí seguía él, un enamorado de las sonrisas y los cantos de sirena, en el momento en el que sus miradas decidieron cruzarse por algún tipo de azar. Ella se fijo en que, entre sus manos, sostenía un libro, y él se percató de que se fijaba en ese detalle. Le gustaría leer. "¡Qué chica tan guapa!" -pensó para sus adentros. "¡Y qué preciosa sonrisa!" -añadió el pensamiento en respuesta. En ocasiones, los días de un fracasado artista en una gran urbe se alegraban con pequeñas cosas como este fugaz encuentro. Sólo había que saber distinguirlas.
En un instante concentró toda su atención en mirarla, de arriba a abajo, ya que pensó que podría tardar mil años en volver a verla, o que quizas no la volviese a ver nunca. Ella también cayó en la cuenta de que la estaba mirando, y sonrío picara y alegre. No la importó, porque la mirada era tierna y cálida. Era una mirada agradable, que la hizo sentir atractiva y hermosa.
Tras un cruce de palabras y un par de sonrisas de a pie, la muchacha siguió su rumbo con aires de femme fatale en una noche de verano; y el chico volvió a su libro. Más tarde confesaría que aquella vez miró otra vez, para verla marchar, pero ella no se dió cuenta. A veces las musas caminan entre las multitudes.
En un instante concentró toda su atención en mirarla, de arriba a abajo, ya que pensó que podría tardar mil años en volver a verla, o que quizas no la volviese a ver nunca. Ella también cayó en la cuenta de que la estaba mirando, y sonrío picara y alegre. No la importó, porque la mirada era tierna y cálida. Era una mirada agradable, que la hizo sentir atractiva y hermosa.
Tras un cruce de palabras y un par de sonrisas de a pie, la muchacha siguió su rumbo con aires de femme fatale en una noche de verano; y el chico volvió a su libro. Más tarde confesaría que aquella vez miró otra vez, para verla marchar, pero ella no se dió cuenta. A veces las musas caminan entre las multitudes.
4 comentarios:
Me a gustado mucho tio. Ese instante de choque de miradas. Mi lugar preferido para ver musas es Fuencarral sino las encuentras, siempre te puedes entretener con el "buen gusto", para combinar colores y prendas, de la gente (rollo tutú rosa y similares).
A cuidarse chaval.
Yo creo que no era un musa, ´sólo una tia buenorra vista desde los ojos de un poeta.
Aunque ahora que lo leo, eso también puede considerarse musa.
La mía sólo la veo yo y siempre está de espaldas
Yo también te leo. Me gustan tus breves historias/reflexiones, las redactas con calidad. Y estoy atento a tus reseñas.
Un saludo
Me gusta que te haya gustado Pablo. Este texto salió de una situación que vi en la calle, ya te contaré cuando te vea. Espero que todo esté saliendo bien. :) ¡Un abrazo amigo!
Anónimo, si piensas que las musas pueden ser eso. No sé si sería una musa o no, pero creo que para el chico lo fue, sin duda. Y dale la vuelta a la musa, a no ser que te lleve a lugares que inspiren bellas palabras. :)
Fran, gracias por lo que me dices. Yo paso a menudo por tu blog, ya te lo dije. Espero que sigas pasando por aquí, y cuando quieras decir cualquier cosa, lo hagas. Otro saludo compañero.
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