miércoles, 30 de julio de 2008

Brooklyn Follies, de Paul Auster

Cuando marché a mis vacaciones dejé una cosa por escribir porque no tenía mucho tiempo ya, y quería hacerlo con tranquilidad. Brooklyn Follies es un magnífico relato en primera persona que constituye uno de los mayores alegatos por la vida que he leído en mis 20 años.
Tras sufrir un cáncer de pulmón y, en otro sentido, un divorcio traumático después de 30 años de matrimonio; Nathan decide trasladarse a Brooklyn, su antiguo barrio, para encontrar allí el sitio más adecuado para esperar su inminente muerte. Al fin y al cabo, ya no le queda nada en la vida por lo que permanecer jugando al juego. Para esperar su hora Nathan llevará a cabo un libro, El libro sobre el desvarío humano, en el cual recogerá diversas historias que considera curiosas para figurar en este libro.
En Brooklyn encuentra a su sobrino Tom, un hombre igualmente decepcionado con la vida, con el que comenzará a charlar a menudo y a frecuentar el bar del barrio, llegando incluso a "medio enamorarse" de la camarera Marina. Paul Auster ofrece multitud de historias en el libro (Lucy, Aurora, la B.P.M, Bella y Perfecta Madre; Harry Brightman...), que giran en torno a Nathan y que le hacen descubrir que a lo que ha ido a Nueva York no es a morir, sino para aprender a vivir otra vez.
Si tuviese que destacar una idea de este libro, aunque me costaría, eligiría el Hotel Existencia (yo a esta especie de mundo evasor lo llamo Atrapasueños). Y es que, creo que todos tenemos una especie de lugar imaginario en el que evadirnos de la aplastante realidad.
El tan odiado y venerado Auster nos da una historia repleta de matices que nos haran apreciar aún más nuestra propia vida; y que nos ayudará a tener en cuenta sólo los problemas de verdad. Una magnífica obra que recomendaría a cualquiera. Como dije antes: un genial alegato a la vida.

1 comentario:

Loren dijo...

Sabía que te iba a encantar, es una puta maravilla. ¿Qué tal por Huelva? Yo me voy hoy al pueblo, este finde son las fiestas y ya me quedaré allí todo el verano.

Un abrazo muy fuerte.