miércoles, 20 de mayo de 2009

Nimiedades

"A veces
alguien te sonríe tímidamente
[...]
miras a quien te mira y quisieras tener el poder necesario para ordenar
que en ese mismo instante se detuvieran todos los relojes del mundo".


A veces una sonrisa tímida, una mirada entre la multitud, puede derivar en una atracción incontenible que quién sabe donde nos llevará desde ese momento en adelante. Una conversación que empieza en cualquier punto de la ciudad con el pretexto más banal y absurdo que puedas imaginarte, puede desembocar en un amor incondicional o en la más profunda de las enemistades.

¿Nunca en una cafetería te has fijado en su pelo largo, oscuro, y has pensado que la ciudad estaba hecha para vosotros? ¿Y tú, nunca has pensado al cruzarte con él en cualquier pasillo estrecho que tiene los ojos marrones, como tú, y que querrías morderle el cuello? Las pequeñas fijaciones son las que despiertan los sentimientos más grandes.
Muchas veces todo esto se contiene -sigo sin ser capaz de averiguar un porqué-, y todo fluye con el tiempo, hasta que pasa. Los trenes marchan y cuando suena el silbato es difícil subirse a ellos, el riesgo es mayor. Pienso que las oportunidades no pueden dejarse pasar si realmente importa lo que en ellas se nos puede escapar.
¿Acaso no es verdad que mirándola remover el azúcar en el café te diste cuenta que sus ojos son de la misma tonalidad del café solo? ¿Dirías que nunca has pensado que lo vuestro era especial y que lo supiste desde el primer día? A lo largo de los días hay miles, vuelan cientos de ideas similares, que rondan la atmósfera en la que respiramos, es más, inhalamos estos pensamientos a menudo, sin darnos cuenta. Prueba a descomponer en el aire los tuyos, con cuidado de que no te los robe el viento, y busca con una mirada a tu alrededor una musa, tal vez vestida de azul.

12 comentarios:

Pablo Álvarez dijo...

Muy bontio amigo.

Realmente precioso, los ojos de color café solo.

Un abrazaco. Alimentando el ego...

Leteo dijo...

Yo soy muy de morder cuellos...

Leteo dijo...

No sé si me va ese rollo.. jajaja

Anita dijo...

Yo, en cambio, soy muy de dejar irse a los trenes. Normalmente, cuando me atrevo a mirarlos, ya se pierden en el horizonte.
Nunca le dejo mis pensamientos al viento, por si acaso al final nadie los escucha.

Me gusta el texto.

Un beso!

S. Vigara dijo...

Cada tren es único por eso no hay que dejar pasar ninguno.

Me encantó el texto!!

=)

n dijo...

Llego tarde, aunque no sea costumbre.

"¿Nunca en una cafetería te has fijado en su pelo largo, oscuro, y has pensado que la ciudad estaba hecha para vosotros? " Me ha sonado a maravillosas películas francesas antiguas.

"A lo largo de los días hay miles, vuelan cientos de ideas similares, que rondan la atmósfera en la que respiramos, es más, inhalamos estos pensamientos a menudo, sin darnos cuenta. Prueba a descomponer en el aire los tuyos, con cuidado de que no te los robe el viento, y busca con una mirada a tu alrededor una musa, tal vez vestida de azul".

El final es una eclosión de verdades, quién sabe si polisémicas.

Me ha dado por pensar que si descompongo mis pensamientos en el aire va a ponerse a llover; efecto que echo de menos desde que vivo en Madrid; en esta maldita ciudad llueve muy pocas veces; y ya me he perdido algunas.

Habrá que intentar no perder los trenes.

Un beso.

n dijo...

(ni la lluvia)

Unknown dijo...

no te arrepientas nunca de haber dejado pasar ningun tren ;). La vida hay que vivirla y, sobre todo, disfrutar cada segundo vivido.

Un abrazo enorme!

Loren dijo...

Te he dejado hace un rato en la biblioteca pública (espero que hayas encontrado la novela que te recomendé) y, antes de irme a hacerle la entrevista a quien sabes, me meto y me encuentro este texto que me parece uno de los mejores que has hecho. Tiene frases que me encantan.
Mañana nos vemos. Díselo a Pablo.

Un fuerte abrazo.

Montse Santana dijo...

Que se detengan todos los relojes. Así no se pasarán los trenes y podrás disfrutar más aún de todos esos momentos que describes.

Bueno por fin me decido a escribirte, siempre te leo cuando tengo tiempo (por eso a veces deseo que se detenga) pero nunca me habia atrevido a escribirte!

Un beso!

MoT dijo...

Coger un tren, una experiencia... dejarlo pasar, otra experiencia... Supongo que lo que importa realmente es decidir el camino y hacerlo para vivirlo, siendo consecuente.

Cafés, musas, lluvia, egos... yo te digo que sonrias y traigas con ella la nueva temática que como esta, sea igual de transcendente.

Gran texto. Un besin

Jesús V.S. dijo...

Pablo: Siempre gracias amigo.

Leteo: Ya te respondí en tu blog, jaja.

Anita: No es malo hacerlo a veces, pero siempre teniendolos controlados. =) Beso.

Serly: Gracias.

Lucía: Tú nunca llegas tarde. La lluvia se echa de menos en Madrid, pero desde que me dijiste eso, cada vez que llueve me acuerdo de ti. =) Gracias, como siempre.

Diego: Y en eso estamos, amigo. En eso estamos. =)

Loren: Tus palabras siempre animan a seguir. Por cierto, no encontré la novela. No estaba. Un fuerte abrazo.

Montse: Pues siempre es de agradecer una persona como tú por aquí. Me alegro de que por fin te hayas lanzado a escribir aquí. ¡Bienvenida! Un besazo. =)

María: Tú sabes muy bien de todo eso que hablo. De buena mano. Como tú dices, todo son experiencias al final. Besazo.