Ayer estuve en Mejorada del Campo, con mis amigos. Estando tan cerca, a unos veinte minutos máximo, no había ido más que un par de veces en la vida. Mejorada es como si, de improviso, en medio de la red de carreteras y de ciudades moderadamente grandes -Coslada, San Fernando-, te encontrarás en un pequeño paraje rural, rústico y reposado, como los de antaño. Un pueblo, con toda su esencia.
Tras entrar conduciendo mi coche, y zafarme del laberinto perpetuo de calles prohibidas a la izquierda -y a veces también de frente-, buscando la sede de la Policía Local, donde había quedado con un amigo mejoreño, para que nos guiase a nuestro verdadero destino. Glorietas por aquí, cruces por allá, acabé por salir de frente a una especie de colina. Cipreses, clara contraseña de una única posibilidad, un camposanto. En este caso no. Un edificio tétrico y un tanto macabro, se afanaba a la escasa cima de la colina; rojizo y rodeado de éstos árboles. Digno de un guión del extravagante Tim Burton, parecía como si en la zona del sencillo rosetón, fuese a personificarse Eduardo Manostijeras, o el barbero diabólico Sweeney. Hasta el cielo acompañaba la escena, grisáceo y lluvioso. Amenazaba con descargar toda su rabia contra la catedral, obra de la fe y las manos de un hombre.
Justo Gallego, allí estaba, cuando salíamos de ver el edificio por dentro, de curiosa distribución, e increíble manufactura. Una cripta subterránea, claustro, un pequeño altar, torres redondas a medio terminar, varios pórticos, una cúpula de hierros azules -visible desde todos los lugares del municipio-, sin nada que la tapase, y cobijase los adentros del edificio, que parecía que iba a tomar vida en cualquier ráfaga de aire. Todos los elementos propios de una construcción cristiana.
Justo es el ejemplo de la superación y el afán de cumplir un sueño. Un buen día, tuvo la revelación de que tenía que construir una catedral; según dice él, para que quedase alzada en memoria de Dios y de su Madre. Así que, tras leer varios libros de arquitectura, puso la primera piedra, hace hoy más de cuarenta años; y, a día de hoy, continúa su edificación, alentado por los viajeros que pasan a darle su ánimo -y sus donativos, que algunos viejos del lugar intentan quedarse, robándole la idéntidad- y por sus profundas creencias religiosas.
Se habla de que el Ayuntamiento de Mejorada sólo espera la muerte de este señor para demoler la basílica, pese a estar levantándola éste, en terrenos de su propiedad en ese lugar. Pienso que sería una pena que llegase a ocurrir, dentro se respira un ambiente profundamente místico, la luz se filtra por las aberturas, e inspira a fotógrafos, artistas y escritores. Sería el mejor homenaje a su memoria, la memoria de alguien que puso el nombre de Mejorada del Campo en el mapa de muchas personas -gracias a un famoso anuncio del que fue protagonista-; sería el mejor homenaje, decía, dejar levantado el templo, tal como quede cuando ascienda a sus cielos. In memoriam, la suya y la de su Madre, como él dice. En lo de Dios yo no entro, queda en la mente de cada uno.
Además, quién sabe si dentro de estas ruinas, de trazo temporal inverso, no reside –como así parece- el próximo personaje del director de Hollywood, o alguno de los antiguos, ya retirado.
Tras entrar conduciendo mi coche, y zafarme del laberinto perpetuo de calles prohibidas a la izquierda -y a veces también de frente-, buscando la sede de la Policía Local, donde había quedado con un amigo mejoreño, para que nos guiase a nuestro verdadero destino. Glorietas por aquí, cruces por allá, acabé por salir de frente a una especie de colina. Cipreses, clara contraseña de una única posibilidad, un camposanto. En este caso no. Un edificio tétrico y un tanto macabro, se afanaba a la escasa cima de la colina; rojizo y rodeado de éstos árboles. Digno de un guión del extravagante Tim Burton, parecía como si en la zona del sencillo rosetón, fuese a personificarse Eduardo Manostijeras, o el barbero diabólico Sweeney. Hasta el cielo acompañaba la escena, grisáceo y lluvioso. Amenazaba con descargar toda su rabia contra la catedral, obra de la fe y las manos de un hombre.
Justo Gallego, allí estaba, cuando salíamos de ver el edificio por dentro, de curiosa distribución, e increíble manufactura. Una cripta subterránea, claustro, un pequeño altar, torres redondas a medio terminar, varios pórticos, una cúpula de hierros azules -visible desde todos los lugares del municipio-, sin nada que la tapase, y cobijase los adentros del edificio, que parecía que iba a tomar vida en cualquier ráfaga de aire. Todos los elementos propios de una construcción cristiana.
Justo es el ejemplo de la superación y el afán de cumplir un sueño. Un buen día, tuvo la revelación de que tenía que construir una catedral; según dice él, para que quedase alzada en memoria de Dios y de su Madre. Así que, tras leer varios libros de arquitectura, puso la primera piedra, hace hoy más de cuarenta años; y, a día de hoy, continúa su edificación, alentado por los viajeros que pasan a darle su ánimo -y sus donativos, que algunos viejos del lugar intentan quedarse, robándole la idéntidad- y por sus profundas creencias religiosas.
Se habla de que el Ayuntamiento de Mejorada sólo espera la muerte de este señor para demoler la basílica, pese a estar levantándola éste, en terrenos de su propiedad en ese lugar. Pienso que sería una pena que llegase a ocurrir, dentro se respira un ambiente profundamente místico, la luz se filtra por las aberturas, e inspira a fotógrafos, artistas y escritores. Sería el mejor homenaje a su memoria, la memoria de alguien que puso el nombre de Mejorada del Campo en el mapa de muchas personas -gracias a un famoso anuncio del que fue protagonista-; sería el mejor homenaje, decía, dejar levantado el templo, tal como quede cuando ascienda a sus cielos. In memoriam, la suya y la de su Madre, como él dice. En lo de Dios yo no entro, queda en la mente de cada uno.
Además, quién sabe si dentro de estas ruinas, de trazo temporal inverso, no reside –como así parece- el próximo personaje del director de Hollywood, o alguno de los antiguos, ya retirado.
4 comentarios:
La primera vez que supe de la existencia de este señor y su proyecto -creo que fue mediante un suplemento Dominical- me sorprendió muchísimo. La verdad es que siempre he querido ir a conocerla. Supongo que harías bastantes fotografías...
Un abrazo.
=)
A mi me encantó. Es como...un dibujo de esos de La melancólica muerte del chico ostra, pero sin poema al lado.
Loren, vente cuando quieras, que está al ladito de coslada.
Menos mal que hiciste una mención al impostor de justo...que injusticia! (era fácil)
=)
Mejorada...con sus minirotondoas eternas y sus calles prohibidas.
Me pareció muy curioso leer tan detenidamente acerca de este pueblito tan conocido para mi.. y más aún que no hubieras estado nunca!
Dudo que mi primera impresión acerca de él fuera tan reflexiva, pero no puedo conradecirte.
Respecto a la catedral, un proyecto precioso y muy valiente. Esperemos que salga algún día como quiere.
Un besito
Loren: Cuando quieras te enseño las fotos que hice, y cuando quieras te llevo. :) Un abrazo.
Serly: Es genial, lo del impostor, era digno de mención. XD
María: Sí había estado un par de veces, pero de pasada. La catedral es increíble. (K)
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