"El amor y el arte son incompatibles". Seguramente sea la frase que más se repite en esta novela que, precisamente, versa sobre estos dos temas: arte y amor, amor y arte. ¿De verdad son tan incompatibles entre si? El guitarrista narra la historia de Emilio, un jóven aprendiz de mecánico que estudia por las tardes el bachillerato, y que, además, pasa el tiempo libre aprendiendo a tocar la guitarra de forma autodidacta.
Un día aparece en su vida su primo Raimundo, recién llegado de París, donde dice haber triunfado como guitarrista en un restaurante español: el Barcelona. Este le arrastra a aprender a tocar la guitarra definitivamente para enrolarse junto a él en la vida bohemia de artista.
El guitarrista es una novela con un fuerte poso autobiográfico y que, desde mi punto de vista, puede llegar a considerarse una especie de ensayo sobre la inocencia de las personas y el grado que ésta alcanza. Pero sobre todo, es una historia de amor en el trasfondo, un juego lleno de trampas -de hormiga león, como dice el personaje- que acabará con un golpe maestro del autor.
La inclusión de escasos personajes en el dialogo -alrededor de cinco en toda la novela, de los que destaca el señor Rodo, escritor que vive en la pensión que regenta la madre de Emilio- hacen que la lectura sea mucho más fluida. Y teniendo en cuenta, por supuesto, la muy buena escritura de Landero, el resultado es una maravillosa obra narrativa, sin un argumento excesivamente potente. Mérito total de un escritor, que da una lección de narración en alrededor de trescientas páginas.
El guitarrista es una novela con un fuerte poso autobiográfico y que, desde mi punto de vista, puede llegar a considerarse una especie de ensayo sobre la inocencia de las personas y el grado que ésta alcanza. Pero sobre todo, es una historia de amor en el trasfondo, un juego lleno de trampas -de hormiga león, como dice el personaje- que acabará con un golpe maestro del autor.
La inclusión de escasos personajes en el dialogo -alrededor de cinco en toda la novela, de los que destaca el señor Rodo, escritor que vive en la pensión que regenta la madre de Emilio- hacen que la lectura sea mucho más fluida. Y teniendo en cuenta, por supuesto, la muy buena escritura de Landero, el resultado es una maravillosa obra narrativa, sin un argumento excesivamente potente. Mérito total de un escritor, que da una lección de narración en alrededor de trescientas páginas.
3 comentarios:
Ésta me gustó bastante, pero te recomiendo Juegos de la edad tardía y Hoy, Júpiter. Me gusta mucho Landero, tiene una prosa excelente.
Un abrazo.
Leyendo tu post recordé una frase de Mario Vargas Llosa que reza, más o menos así : Mi amigo, en los bajos humanos yacen miles de artístas. xD Me da la risa porque comparto la opinión. El amor y el arte, bien sea pintar, escribir y bla bla bla necesitan de candela y no de esa felicidad tan estática. Pero bueno, uno nunca sabe, no? Besos desde Ourense y apuntado está Landero.
Loren: Landero es muy buen escritor. Yo me quedé con ganas de otra. Ya te contaré. ;)
Uxia: Apúntale, que merece la pena el rato. Un beso grande.
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