Es asombroso como las situaciones de la vida pueden llegar a inspirar historias o personajes del juego de la fábula, con escasas y delimitadas pautas. He gozado la oportunidad de advertir esto varias veces. Para escribir hay que observar alrededor. Eso es algo hondamente innegable e imprescindible, puesto que en cualquiera de las realidades que presenciemos, puede encubrirse una futura nueva historia.
Todo narrador cuenta algo que, si bien no ha presenciado de primera mano, ha manipulado a raíz de alguna vivencia, directa o transmitida. En el día a día reside cualquier manifestación artística o expresiva. Y en cualquier revelación artística reside, a su vez, el día a día, tanto del autor como del receptor.
Conozco la historia de un escritor que se encontraba inmerso en la escritura de un nuevo cuento. Una tarde, un amigo le llamó para invitarle a una cena, informal. Aceptó y tras un rato en la casa, llegaron más invitados. Tras el tiempo propiamente destinado a presentaciones y todo ese tipo de cosas, se dio cuenta de que algo había cambiado en su relato. Se quedó cohibido. Allí estaba, en una silla, liando un cigarrillo de tabaco, el personaje que estaba borroneando en su narración. Como si por algún ideal de magnificencia, hubiese zanjado que quería formar parte de su historia. Como si hubiese resuelto que su rasgo más característico quedase impregnado en la representación del personaje de aquel prosista.
Constantemente he considerado que las musas transitan a nuestro lado -incluso a veces nos sonríen y persiguen hablarnos-, y que tan sólo las descubrimos cuando ellas lo consienten. La inspiración habita detrás de cada puerta, observando los cauces de la realidad más ínfima e insospechada, esperando a dar la señal que active en nuestras mentes una nueva quimera que contar.
Todo narrador cuenta algo que, si bien no ha presenciado de primera mano, ha manipulado a raíz de alguna vivencia, directa o transmitida. En el día a día reside cualquier manifestación artística o expresiva. Y en cualquier revelación artística reside, a su vez, el día a día, tanto del autor como del receptor.
Conozco la historia de un escritor que se encontraba inmerso en la escritura de un nuevo cuento. Una tarde, un amigo le llamó para invitarle a una cena, informal. Aceptó y tras un rato en la casa, llegaron más invitados. Tras el tiempo propiamente destinado a presentaciones y todo ese tipo de cosas, se dio cuenta de que algo había cambiado en su relato. Se quedó cohibido. Allí estaba, en una silla, liando un cigarrillo de tabaco, el personaje que estaba borroneando en su narración. Como si por algún ideal de magnificencia, hubiese zanjado que quería formar parte de su historia. Como si hubiese resuelto que su rasgo más característico quedase impregnado en la representación del personaje de aquel prosista.
Constantemente he considerado que las musas transitan a nuestro lado -incluso a veces nos sonríen y persiguen hablarnos-, y que tan sólo las descubrimos cuando ellas lo consienten. La inspiración habita detrás de cada puerta, observando los cauces de la realidad más ínfima e insospechada, esperando a dar la señal que active en nuestras mentes una nueva quimera que contar.
9 comentarios:
No me preguntes por qué, pero me vino a la cabeza la imagen de "alguien" liando un cigarrillo tal como lo describiste.
Estoy totalmente de acuerdo. Todos los artistas beben de sus vivencias y al reves. Son como periodistas con imaginación.
Un beso
Grande amigo. La verdad es que las musas y la inspiración son de esas cosas que se te escapan con facilidad por entre los dedos. Y si no estas preparado para su aparición más.
Un abrazaco
Es muy difícil imaginar algo que nunca ha existido. Y quizás cuando alguien escribe algo así, ese libro se convierte en un éxito.
Suscribo cada una de tus palabras.
Cuando me sucede algo que no me gusta o conozco a alguien que no me agrada el único consuelo es que sé que acabaré sacándolo en algunos de mis textos.
Un abrazo.
Vaya, cuanta razón tienes pero - siempre el maldito pero- te olvidas de algo, o yo no he visto algo por ahí escrito : Los pequeños detalles. Los pequeños detalles,amigo : como coge alguien un boligrafo, esos silencios elocuentes, esas miradas expresivas....todo, todo eso transita en la más pura y diversa realidad.
Me gusta. Muchos besos.
Ciertamente, sino te paras un minuto y respiras cada cosa que ocurrea nuestro alrededor... pasan...
Creo que debo andar mas despacito, en este vertiginoso tránsito de mi vida.
Gran reflexión.
Un besito
Cada persona es un mundo y cada uno tiene su propia fuente de inspiración, aquella que le proporciona las palabras adecuadas y que le permite expresar todo lo que se quiere transmitir.
También estoy de acuerdo en que los pequeños detalles marcan la diferencia...y aquél que no los aprecia,pierde muchas cosas por el camino.
RAQUEL
Serly: Me gustó la frase de los periodistas imaginativos... :D
Pablo: Y tan fácil que se escapan, sí.
Laura: Puede que tengas razón, pero aunque no haya existido, en parte siempre existe... Un beso.
Loren: Eso es seguro, que acabarás sacándolo, jeje. Un abrazo fuerte amigo.
Uxia: Precisamente, sobre como cogía el boligrafo una dibujante, tengo un texto escrito por aquí. :D
MOT: Pues anda más despacito, que a veces merece la pena. Un besazo.
Raquel: Tienes toda la razón, ahora suscribo yo tus palabras. Merece la pena observar, siempre. Un beso.
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