martes, 2 de noviembre de 2010

Odio...

Odio los despertadores. Odio el café pasado de azúcar, la gente que no sonríe nunca, y los juramentos que después se rompen. Odio la tristeza, y también las lágrimas de cocodrilo. Y que siempre los carretes tengan una última foto. Odio la mentira y la soledad, y además me atormentan, y odio el sabor del alcohol de cuando se está triste. Odio el hambre y, a veces, al hombre, la insolidaridad, y a los dictadores. Odio tener que levantarme cuando duerme conmigo, y también el momento en el que gira la calle y sé que “esta noche no será sólo para nosotros”. Odio que se me acabe el papel o la tinta del boli. Odio saber que estará lejos un tiempo. Odio las prohibiciones, que a alguien le corten las alas, incluso a mí. Odio las muertes prematuras, el dolor que arrastran, y a esos que maltratan a una mujer y destrozan todo. Odio a veces Madrid, y el primer día después de que marche y el de antes de que vuelva porque tiene treinta y seis horas, por lo menos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

yo tb lo odio ;)
"Y odio no ver a mi txes todos los dias,odio a veces madrid y su ritmo frenetico qm ace correr a todas partes y nunca yegar a tiempo a dnd quiero"
ERES MUY GRANDE FEITO