martes, 25 de enero de 2011

Estilográfica

Siempre había una estilográfica pegada a la mampara del escaparate de esa tienda. No sabía nada de ella, salvo que era de color azul, con algunas zonas negras y que el imperdible del tapón era, a su vez, una pluma. No estaba en una librería, ni en una tienda de productos especialmente destinados a escribir. Era un comercio de antigüedades y pequeños objetos para regalar que estaba cerca del trabajo de su padre.

Desde que tenía unos diez años, cuando ni siquiera le había entrado ni un ápice de inspiración, pasaba por delante de ella cuando se acercaba a la frutería de su padre, pero desde que escribía le llamaba poderosamente la atención aquel objeto. Algún día sería suya, pero no sabía exactamente cuando, ni qué tendría que ocurrir para ello.

Siempre había estado allí aquel árbol, pegado al portal de su casa. No sabía nada de él, salvo que era alto, como unos cinco pisos, y que quedaba a la altura de la ventana de su cuarto. Era un pino. No estaba en un bosque, ni siquiera en un parque. Se erigía desde el suelo, con una asombrosa verticalidad y, a pesar de que lo había visto desde que tenía uso de razón, parecía joven y fuerte.

Aquella mañana cuando salió de casa para ir a la frutería el árbol estaba talado. El ayuntamiento había decidido que molestaba y no era útil. Por el justo espacio en el que se levantaba, majestuoso, tenía que ir una canalización. Le dio tanta pena ver aquel viejo árbol en el suelo que apresuró el paso y comenzó a recorrer su camino rápidamente. Corrió todo lo que pudo, pero cuando llegó al escaparate, la estilográfica ya no estaba allí.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Las estilográficas antiguas siempre dejan un cerco de tinta en los dedos. Una mancha azul en el bolsillo de la americana. Un rastro de tristeza en el papel que surcan. La mía está en una caja, por cobardía nunca me atreví a escribir -claro, cosas tristes- a la mujer que soñé tener. Porque, quererla, la quise.

G.

MoT dijo...

Como anónimo dice, la mía también esta en una caja, protegida. Pero de cuando en cuando echamos alguna partida.
¿Y la tuya? ¿La encontraste?

un besin


PD: cafe. dime un día :)

Jesús V.S. dijo...

G.: Tu comentario es bellísimo, mucho más que el texto. Es preciosa la escritura que surge de una estilográfica. Gracias por tu comentario.

María: Yo no sé si encontré la mía. Es difícil, pero espero algún día toparme con ella, sí.