viernes, 31 de diciembre de 2010

Historias de sábado

A las cuatro de la madrugada la ciudad tiene distinta temperatura según qué zonas. El termómetro no es igual en Chamartín, donde ni un alma puebla las calles, que en Tribunal, repleto de gente que se bebe la vida en una noche.

En la madrugada Madrid es como mi colchón, frío en las partes deshabitadas por mi cuerpo –Chamartín- y caliente en las que sí se recuesta –Tribunal-. La temperatura va por barrios. Y esta urbe parece no dormir nunca por completo.

Vuelvo de la gran ciudad a mi casa, en una ciudad dormitorio. Estoy cansado y, efectivamente, quiero dormir. Viajo en un taxi junto a dos chicas. Ninguno hablamos demasiado a estas horas ya. Se nota el cansancio. Su mano me roza un momento y me hace sentir más seguro.

La miro, callado, y está mirando la ciudad a través del cristal. Las cuatro torres se levantan como un tótem sobre nosotros y el resto de la ciudad. Es el progreso gris. La carretera está vacía. No circulan apenas coches. Es muy tarde. O muy pronto, tal vez.

Ninguno de los tres decimos nada, parece como si la noche, el frío o la ciudad nos robasen las palabras antes de decirlas. El taxista sólo conduce y cambia la estación radiofónica para no dormirse.

Tras unos minutos la ciudad queda atrás y entramos en el extrarradio. Hay más ambiente de nuevo, el lugar aumenta de temperatura mientras nosotros, paradójicamente, nos acercamos a nuestra cama, que en un rato estará fría o cálida por distritos.

Historias de sábado y de ciudad.

5 comentarios:

MoT dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
MoT dijo...

"Ninguno de los tres decimos nada, parece como si la noche, el frío o la ciudad nos robasen las palabras antes de decirlas."



Me gusta como haces de momentos tan comunes quizá en nuestra generación, algo tan único. Detalles en los que a lo mejor, solo reparas tú.

Anónimo dijo...

Haces que algo ordinario, parezca extraordinario siempre cuando lo escribes. Un beso.
La madre de Ana.

Leteo dijo...

Me gusta la idea de los distritos del colchón.
¡Buena, amigo!

Un brazzo

Jesús V.S. dijo...

María: Muchas gracias por tus palabras. Siempre me intento fijar en todas estas pequeñas cosas. Me gusta mucho. Un besazo.

Anónimo: Como siempre, tus palabras animan a seguir haciendo esto. Espero que hayáis tenido unas buenas navidades. Un beso. ^^

Nacho: Muchas gracias friend. Se me ocurrió cuando caminaba de vuelta de una fiesta en Chamartín y las calles estaban desiertas. Pensé que en otros lugares es impensable. Y ya sabes como actúan las mentes en estos casos. Se puso a dar vueltas y al final surgió esto... Un abrazo grande.