domingo, 2 de mayo de 2010

Chica de negro sobre fondo desenfocado

Llegó con un vestido negro. Y estaba radiante. Automáticamente desenfoqué el fondo: no me interesaba en absoluto. Lucía preciosa. Mis ojos, que ella dice que le gustan, se querían dedicar a la única labor de mirar las superficies de piel que la tela negra dejaba al descubierto: sus piernas, esas que dice no le gustan y a mí me hace gracia porque las encuentro perfectas, sus hombros y el principio de la espalda, sus pechos, que se entreveían dentro del precipicio que suponía su escote…

El color negro le sentaba verdaderamente perfecto. Los pliegues parecían señalarme por dónde debía pasar mis dedos. La zona de sus riñones se me antojó como una especie de violín del que salía una música indescriptible. Quizás el pentagrama de sus lunares.

A veces pienso que no puede ser cierto. Que no puede ser posible que tenga ese alquiler para vivir en su cuello durante un mes, con opción de revalidar el contrato. Y que no puede ser que ella, con su precioso vestido negro, con su increíble cuerpo, es más, con sus labios delicados, me pida que ocupemos una casa, y yo quiera al instante despropiar a cualquier familia de su vivienda para meterme con ella en sus cuartos, y hacer redondas las puertas. Simplemente porque sí. Porque nos apeteció en ese momento.

No sabría poner en una frase, ni un párrafo, quizás en toda una novela, lo que me hace sentir… y es por eso que la odio hasta puntos imprevistos por ninguna persona corriente.

3 comentarios:

MoT dijo...

Que increible es sentir eso... el ser capaz de redondear lo inevitablemente recto... Me gusto mucho... muy sensual, sexual, con mucho sentimiento...

¿Lees el lector? ¿viste la pelicula?

un besito escritor

MoT dijo...

ah!: me gusto mucho el titulo.. me recordo al de un cuadro que me encanta "Verde sobre morado"

Anónimo dijo...

olele olala.....me quedo loca txes