Estaba quejándose de que no conseguía hacer determinado trabajo para la escuela porque todo lo que empezaba a hacer terminaba completamente mal.
- Quizás estos fracasos te estén enseñando algo –dijo su padre. Pero ella insistía en que no; que ella había entrado por un camino equivocado, y ahora no había más remedio.
El padre la cogió de la mano y fueron hasta la sala donde la abuela acostumbraba a ver la televisión. Allí había un gran reloj de pie, antiguo, que estaba parado desde hacía muchos años por falta de piezas.
- No existe nada completamente errado en el mundo, hija mía –dijo el padre, mirando el reloj-. Hasta un reloj parado consigue estar acertado dos veces al día.
lunes, 24 de marzo de 2008
Extracto del libro "Brida", de Paulo Coelho
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