Como el juego en el que tienes que empujar la piedrecita y saltar a la pata coja. Así es como se lee esta magnífica novela. Literatura pura, sin más. Obra de arte y arquitectura de la palabra allá donde las haya. Tenía ganas de leer esta novela, pero no encontraba nunca el momento exacto, por fín lo encontré, y doy gracias a las señales que lo indicaron, si es que las hubo.
La historia comienza contando la relación, un tanto especial, de una pareja, Horacio Oliveira y Lucía -la Maga-, el personaje que siembra las dudas entre los profundos razonamientos del grupo, el club. La Maga es esencial, para mi el pilar de la novela de Cortázar; y hace que la primera parte se convierta en una especie de juego extraño, a veces difícil de entender. Me enamoré de la Maga.
Como he leído en alguna reseña, Rayuela constituye un juego, que cada lector puede jugar a su manera. Puedes elegir leer la novela de forma clásica, o en una especie de salteado, siguiendo un tablero de dirección que propone Cortázar. Hace poco escuché, en la boca de un profesor, que es una especie de aproximación al hipertexto. Yo elegí la lectura lineal.
El libro está estructurado en dos partes: la primera en París, maravillosa; con capítulos inolvidables como el 7 -el más de amor-; el 20, con la ruptura más bonita que he leído jamás en una novela; o aquel en el que se mezcla una reflexión de Oliveira con un capítulo de una novela de Galdós. Esta primera parte del libro es, además, un profundo canto al jazz; que en ocasiones se convierte casí en una especie de enciclopedia del género. He de destacar, que en la segunda mitad; el ritmo y el argumento decaen, pero no el estilo, siempre soberbio. A pesar de ello, me gustó el final que le da el autor a la historia.
Esta novela sí que es de las que recomendaría a ojos cerrados -si puede ser la edición de Andrés Amoros, mejor; ya que tiene múltiples anotaciones, muy necesarias-, aunque sólo si te gusta mucho leer. Creo que tardaré largo tiempo en encontrar algo parecido, que me entusiasme como esta. Gracias Julio, gracias.
Como he leído en alguna reseña, Rayuela constituye un juego, que cada lector puede jugar a su manera. Puedes elegir leer la novela de forma clásica, o en una especie de salteado, siguiendo un tablero de dirección que propone Cortázar. Hace poco escuché, en la boca de un profesor, que es una especie de aproximación al hipertexto. Yo elegí la lectura lineal.
El libro está estructurado en dos partes: la primera en París, maravillosa; con capítulos inolvidables como el 7 -el más de amor-; el 20, con la ruptura más bonita que he leído jamás en una novela; o aquel en el que se mezcla una reflexión de Oliveira con un capítulo de una novela de Galdós. Esta primera parte del libro es, además, un profundo canto al jazz; que en ocasiones se convierte casí en una especie de enciclopedia del género. He de destacar, que en la segunda mitad; el ritmo y el argumento decaen, pero no el estilo, siempre soberbio. A pesar de ello, me gustó el final que le da el autor a la historia.
Esta novela sí que es de las que recomendaría a ojos cerrados -si puede ser la edición de Andrés Amoros, mejor; ya que tiene múltiples anotaciones, muy necesarias-, aunque sólo si te gusta mucho leer. Creo que tardaré largo tiempo en encontrar algo parecido, que me entusiasme como esta. Gracias Julio, gracias.
3 comentarios:
No lo encontrarás
Joya. Joya. Joya. Joya. Joya. Joya. Joya. Joya. Joya.
No recomendada a lectores habituales de bestsellers y mamotretos sobre templarios, catedrales marítimas y niñas que roban libros.
Un joya. A ver si la acabo..
Ele: Eso creo yo... Gracias por pasar.
Loren: JOYA. Gracias por recordarme que tenía que leerlo. :)
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