Me he prendado de este lugar, y de este viaje. Ahora estoy tranquilo, sentado en el balcón, con un acordeonista tocando a mis pies. La vie en rose. Es curioso, pero sin haber venido nunca antes siento a esta ciudad como mía, una especie de parte de mí, y yo me siento dentro de ella como si de mi hogar se tratase.
Alguna vez me gustaría que lo fuese, o al menos que fuese uno de ellos. Me entusiasman sus recovecos, sus escondites, sus tranvías amarillos. Y una de sus conductoras, morena de piel de color galao que conduce a gran velocidad mientras tararea a voz alzada fados portugueses, me hace sonreír como hacía tiempo nadie conseguía, y pasar un momento de felicidad plena, de esos que siempre recuerdas con el tiempo.
El acordeonista continúa su serenata nostálgica ahí abajo. Ni siquiera puedo decir que falte la buena compañía. Me voy de aquí con las dos personas que vine, grandísimos amigos ambos, pero creo, casi aseguraría, que el sello de nuestra amistad es mucho más sólido y vinculante.
La gente ocupa las aceras en Lisboa, pero sin llegar a masificarlas. No tiene aires de gran capital, sino de ciudad decadente, e incluso bohemia, con grandes enclaves, como el Café A Brasileira y su estatua de Pessoa, la Confitería Nacional de 1829 y sus deliciosos desayunos, su librería Bertrand y sus casi doscientos años de historia y literatura...
El acordeonista continúa su serenata nostálgica ahí abajo. Ni siquiera puedo decir que falte la buena compañía. Me voy de aquí con las dos personas que vine, grandísimos amigos ambos, pero creo, casi aseguraría, que el sello de nuestra amistad es mucho más sólido y vinculante.
La gente ocupa las aceras en Lisboa, pero sin llegar a masificarlas. No tiene aires de gran capital, sino de ciudad decadente, e incluso bohemia, con grandes enclaves, como el Café A Brasileira y su estatua de Pessoa, la Confitería Nacional de 1829 y sus deliciosos desayunos, su librería Bertrand y sus casi doscientos años de historia y literatura...
La ciudad de la luz y sus barrios, tan dispares e iguales a la vez; Alfama, Bairro Alto, la Baixa, Chiado… La ciudad acoge a la diversidad igual de bien que nos acogieron a nosotros tres chicas encantadoras, una madrileña y dos vascas -María, Maite y Nuria-, con las que pasamos un maravilloso tiempo que sirvió de cierre y colofón a una gran ciudad, a unos tres días estupendos.
Lisboa, la ciudad amante de poetas y prosistas, ardiente acogedora de amores platónicos y pasiones indelebles…
Escrito entre Lisboa y Madrid en tres días.
5 comentarios:
Preciosa ciudad Lisboa y preciosa tu manera de describirla y de sentirla. Es un lugar especial y tu manera de contar las cosas también.
Hola!! gracias por pasarte!
desde el momento que leí "Hotel Existencia", sabía q el blog tenía q llamarse así! un besiño!
¿Pero todavía no has terminado Intimidad? Si se lee en una tarde...
Un abrazo de lisboeta.
mmmmmmmmmmmmmmmmmm Lisboa Lisboa....que bonita es, verdad===???? Sigue en pié convertirnos en libreros de libros mágicos??
Sunrise: Preciosa y encantadora. Gracias.
Andrea: Gracias a ti por lo mismo. =) Pasaré por allí siempre que pueda.
Loren: Ya la leí, sí, ya lo viste. Muy buena. =)
Arianne: Es preciosa sí, como nuestra librería. ;) Claro que sigue en pie, jeje. Un besazo.
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